Un año más, el 25 de noviembre vuelve a marcarse en el calendario con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Una jornada de reivindicación que nos demuestra que la lucha contra la lacra social del machismo debería de ser visible los 365 días del año. Hablar de la violencia contra la mujer supone reducir a su máxima expresión un problema estructural en nuestra sociedad. Porque hay tantos tipos de violencias como mujeres que la sufren.
Las principales reivindicaciones del MDyC para combatir la violencia machista son la mejora de las campañas de prevención, especialmente con la población joven, a través de la formación y la utilización de las nuevas tecnologías, en ocasiones vía de transmisión de esta lacra social.
La intervención temprana es la base sobre la que se deben de sostener los pilares de la igualdad, para que los niños y niñas de hoy, sean adultos sensibilizados mañana. Por lo que se hace necesario incorporar la educación emocional en las aulas desde edades tempranas, con el objetivo de trabajar la prevención de la violencia.
Por otro lado, consideramos que es importante aumentar las medidas de detección de casos para poder dar mayor cobertura y atención a las víctimas y, para ello, hace falta personal formado y concienciado. Hay que hacerlo de forma transversal, mediante derivaciones y actuaciones, tanto preventivas como asistenciales. Y con el objetivo de reparar a las víctimas, hay que trabajar para fomentar su inserción sociolaboral para facilitar la autonomía.
Este año también hemos aprendido que el miedo, la vergüenza y la culpa, tienen que cambiar de bando. No podemos permitir que el sistema siga fallando, por lo que es urgente velar para que los protocolos de coordinación entre las distintas instituciones se cumplan.
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